Leer este
libro-interruptor te ayuda a espabilar, a volar. ¿Que te han perseguido
por la calle? Léelo. ¿Qué te han pegado una paliza? Repásalo. Este no es
un libro para maricas neocons, o sí. Y si no perteneces al colectivo
LGTBQI también te va a servir de algo. Créeme.
Juanita Márkez, bibliotecaria y activista
Esto
no es un libro. Es un interruptor. Un dispositivo que corta la
corriente. Y que a la vez permite que algo se ponga en marcha, que algo
se encienda.Paco Vidarte
A Paco Vidarte le hubiese gustado que este
interruptor supusiera un clic, un chispazo que interrumpiera la cadencia
de mierda, la bajada de tensión en el movimiento LGTBQ, ese conformismo
en el que parecía haberse instalado tras conseguir unos cuantos
derechos que convertían a las maricas en casi ciudadanos de un país que,
aún con todo, sigue siendo homófobo y tránsfobo.
El
conservadurismo nunca dio nada nuevo, nunca inventó nada, nunca apostó
por nada. El espíritu conservador no está hecho para nosotras. Ni
siquiera porque tengamos un poquito de cobertura legal debemos volvernos
conservadoras, meros custodios de un respirito histórico en una tierra
de maricas masacradas y violentadas.Paco Vidarte
Era optimista, pese a todo. Creía que las maricas dejarían
en algún momento el letargo en el que estaban sumidas, dejarían de
mover el rabo a los poderosos que nos dan las migajas para que nos
relamamos y para no molestar demasiado. Dejarían de autocomplacerse para
actuar, actuar sin pensar.
¡Si
se te ha ocurrido algo, ponlo en práctica! (…) Un leve temblor se
expande hasta provocar un terremoto, una grieta minúscula echa abajo un
edificio de prejuicios, una suave inclinación genera una catástrofe
ideológica, la más inocua heterodoxia arruina un dogma, una pancarta
hecha con prisa a rotulador, pegada a un palo con cinta de embalar,
acaba siendo vista por miles de personas, genera simpatías,
solidaridades. Yo soy optimista y confío enormemente en el poder de lo
pequeño, de las micropolíticas, de los efectos imprevisibles de cada
cosa que hago, de cada línea que escribo. Sé que un noventa por ciento
de todos mis esfuerzos acaban en la basura, se vuelven contra mí, no
ofenden a nadie, no le sientan mal a nadie (…) Pero, a veces, cuando hay
suerte, un parrafito hecho al azar, descuidadamente, un parrafito de
transición, nada importante, de relleno, dibuja una sonrisa en quien lo
lee, despierta una idea estupenda en alguien, cobra vida propia y,
supongo yo, termina por tener algún efecto que no cambiará el mundo,
pero al menos, unos segundos, habrá conseguido una sonrisa, habrá
suscitado indignación, habrá generado complicidad y captado
solidaridades. Mi revolución es muy pequeña…Paco Vidarte
Este fragmento lo leí justo
después de que alguien me propusiera escribir una reseña de ‘Ética
marica’. No sabía cómo encarar el interruptor. Y al llegar a la página
106, donde se encuentra este fragmento, fue como si Paco me susurrara al
oído “escribe lo que te salga del coño.” En realidad, más que susurrar,
Paco grita, escupe, vomita, te zarandea para que muevas tu cochino
culo. Pocas letras me salen del coño, Paco. Lo que se me ocurre es hacer
un “copia y pega” de tus fragmentos, copiarlos para que se me metan en
el cerebro como un mantra y pegarlos para que algo de revolucionario
llegue a las personas que los lean.
Que
nadie se lea estas páginas buscando un plan rector, una hoja de ruta.
Soy incapaz. Tan sólo me gustaría que sirviera para movilizar a la
gente, removerla del sofá, hacerle cambiar de postura, aunque sea cruzar
la pierna, toser, ahuecar los cojines, algo, un mínimo movimiento capaz
de sacarnos de la inercia o hacernos conscientes de ella”Paco Vidarte
Esto no es un libro amable. Es un interruptor, y una
vomitada. Con el culo siempre en la sucia boca, con el hijodeperra y el
hijoputa, y el coño, siempre en la boca, en la pluma, en el teclado.
Escrito en tres semanas, Paco Vidarte aparca el lenguaje académico, para
usar otro que surge de las entrañas, de las tripas, del culo, sin
pensar.
No
he querido hacer un tratado complicado, farragoso, ilegible, académico.
No he querido hacer teoría queer para especialistas. Paso de escribir
un tocho sesudo que le caiga de las manos a la gente y que a la postre
no valga para nada. Para chuparnos las pollas cuatro listillas, dicho a
lo bruto. Este libro es muy bestia, no he pulido mucho mi lenguaje,
hablo como me sale del coño, digo lo que me da la gana, lo que se me
ocurre, no me paro a tachar nada, no borro nada, no me releo. Ya me
arrepentiré.Paco Vidarte
Y sí, resulta más efectivo. Te entran ganas de coger un
cartón y pintar con rotulador “sacad los rosarios de nuestros ovarios”
para salir a la calle y gritar como las locas.
Mi
revolución es muy pequeña. Mi riachuelo es apenas un hilillo. Pero sin
hilillos de agua no hay inundación posible. Y cuando venga la riada
cogerá desprevenidos a todos los que se reían de las tímidas
escorrentías que bajaban del monte, apenas capaces de arrastrar unas
hojas y cuatro palitos. Pues de momento te has quedado sin casa, sin
pueblo, sin puente y sin cosecha. Yo veo un graffiti en la pared, una
pancarta cutre, una pegatina incendiaria, un panfleto con más motivación
que diseño o cabeza, cuatro que deciden hacer algo juntos, una acción
organizada una buena tarde, una okupación efímera, y se me ponen los
pelos de punta, creo en el futuro, se me sube la moral, confío en la
gente de pronto y me entran ganas de ponerme yo también a hacer cosas.Paco Vidarte
A veces Paco se pone poético. El interruptor está lleno de
palabrotas, pero también tiene tiempo para la poesía más empalagosa. Se
pone tierno, y como lo escribió de un tirón, casi, debió de tener días
de subidón y días tontos, de esos en los que reclamas un achuchón.
Hay
que estar atento a la inercia de las masas. Y las maricas en este país
nos hemos convertido en masa inerte desmovilizada. Yo estoy alerta a lo
que hacen dos maricas entre veinte, tres transex entre cuarenta, cien
personas en medio de un millón, porque me parece ver ahí una verdadera
fuerza de cambio ideológico, una actitud militante comprometida, la
garantía de que no todo está consumado.Paco Vidarte
Él aclara que no pretende hacerse portavoz de nadie. Ni
siquiera pretende hablar en nombre de las maricas, y mucho menos en
nombre de las bollos o las trans. En cambio habla de solidaridades,
alianzas, pero desde la solidaridad verdadera, la que se da entre
oprimidas, y no la solidaridad de la que hablan los opresores, la que
ellos ejercen, y que más más bien parece caridad en el mejor de los
casos o esconde intereses ocultos que propician la continuación de los
privilegios de la oligarquía. Él aboga por las solidaridades entre las
maricas y las bollos, y las trans, y los negros, los proletas, las
paradas, seropositivas, los sin techo, las pobres, las oprimidas.
Si
algo así como una ética LGTBQ es pensable y deseable, ha de partir del
hecho de que la lucha contra la homofobia no puede darse aisladamente
haciendo abstracción del resto de injusticias sociales y de
discriminaciones, sino que la lucha contra la homofobia sólo es posible y
realmente eficaz dentro de una constelación de luchas conjuntas
solidarias en contra de cualquier forma de opresión, marginación,
persecución y discriminación. Repito, no por caridad. No porque se nos
exija ser más buena gente que nadie. No porque tengamos que ser
Supermaricas. Sino porque la homofobia, como forma sistémica de
opresión, forma un entramado muy tupido con el resto de formas de
opresión, está imbricada con ellas, articulada con ellas de tal modo
que, si tiras de un extremo, el nudo se aprieta por el otro, y si
aflojas un cabo, tensas otro (…) ¿Con qué derecho vamos a exigirle a un
hetero que no sea homófobo si nosotras somos tránsfobas o racistas?Paco Vidarte
Yo no conocí a Paco. No me meteré en sus asuntos
personales, en su vida privada. No más que lo que él transmitió en el
libro. No sé cómo era. Su personalidad. Esas cosas. Yo he venido aquí
para hablar de su libro.
En
la medida en que todos y cada uno de nosotros pertenecemos a varios
grupos, estratos, minorías, mayorías sociales con mayor o menor poder y
privilegios, podemos ejercer conductas de opresión, de control, de
marginación o sufrir persecución, acoso, maltrato o agresión. Todos
somos a la vez marginados y opresores. Y ese es el núcleo del poder y de
la fuerza del sistema social de dominación de unas minorías por otras,
de unas mayorías por otras, de unas minorías por otras mayorías. La
marica misógina está alimentando el complejo entramado del poder
represivo. El ecuatoriano homófobo está alimentando la bestia de la
xenofobia. El nazi marica está alimentando la homofobia. Lo único que
quiere el poder es que nos pisemos unos a otros el cuello por distintos
motivos (…) La clase poderosa se divierte viendo cómo los desgraciados
se putean entre ellos y, en vez de ser solidarios, prefieren descargar
su rabia unos con otros, debilitándose, perdiendo toda posibilidad de
cohesión como grupo de resistencia frente al verdadero poder opresor.Paco Vidarte
¿De qué sirve que avance en derechos y libertades la
marica burguesa si sigue oprimida la bollera negra, la marica pobre, la
trans explotada? Paco me recuerda a esos blancos que desean ser negros, a
esos hombres que desean ser mujeres feministas en asambleas no mixtas, a
esos ricos que se avergüenzan de serlo, de tener señoras de la limpieza
limpiando de rodillas sus suelos de mármol, me recuerda mucho a la duquesa de Medina-Sidonia.
Reconoce y asume que tiene ciertos privilegios por ser hombre, blanco,
de buena familia, que estudió en colegios de curas. No hace falta pedir
perdón. Basta con reconocerlo, eso ya es mucho, el primer paso. Y él lo
da, y cómo lo da, coge carrerilla y pega tal impulso que atrapa a las
demás con su estela. Me estoy imaginando a Paco metiéndose en el papel
de una superduquesa roja irrumpiendo en Palacio al grito de abajo el
capitalismo y la oligocracia.
Leer este libro-interruptor te ayuda a espabilar, a volar,
te da energía para echar abajo las puertas palaciegas. Es para
repasarlo esos días en que te encuentras desganada, que no sabes qué
hacer. Te lo lees y te entran ganas de hacer cosas. ¿Que te han
perseguido por la calle? Léelo. ¿Que te han pegado una paliza? Repásalo.
¿Que te han insultado? Piensa en lo que está escrito. ¿Que te han
humillado? Dale al interruptor, explota. Este no es un libro para
maricas liberales o neocons, o sí. Porque te van a entrar ganas de
derrotar al sistema con un taconazo, con una pancarta, con una revuelta,
con un texto o ilustración de fanzine. Si no eres marica, ni perteneces
al colectivo LGTBIQ también te va a servir de algo. Créeme. Aunque
Vidarte lo escribió hace una década, este libro-interruptor no te va a
dejar indiferente, inerte, desmovilizada. Pídelo en las librerías de
pueblo, de barrio, en las bibliotecas.
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