Las gitanas quieren ser escuchadas. Cambian las tradiciones del pañuelo como prueba de virginidad, la del luto riguroso y la de los matrimonios tempranos. Estudian, trabajan fuera de casa y conducen. Discriminadas y estereotipadas, se organizan para reivindicar sus derechos y promover un feminismo diverso
Las gitanas hacen camino luchando a diario contra una sociedad que las juzga, victimiza y estereotipa y contra unos roles culturales machistas fuertemente enraizados. La asociación Sim Romí (Soy gitana) asegura que están “conquistando espacios de poder y subrayando las aportaciones de las gitanas”. La educación y el empoderamiento son las piedras angulares en su batalla. Felisa Reyes es doctora en Química. Celia Gabarri es educadora social y trabaja con mujeres. Pilar Pérez, viuda de 65 años y con cinco hijos, dice que “todo ha cambiado mucho” y se alegra. Todas distintas y todas gitanas.
JARRAITU IRAKURTZEN / Sigue leyendo
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