“Hola Mónica. Estoy empezando con
una relación y ando algo perdida con dos temas. Por un lado, cuando tenemos
penetración y no me estimulo el clítoris, no hay manera de tener un orgasmo…
Ya, ya sé que el orgasmo no es imprescindible… ¡Pero tampoco sobra!.. Me
encuentro con que me da vergüenza tocármelo, no vaya a ser que piense que no me
es suficiente con él. Y otra de las cosas que me preocupan es que no logro
relajarme con el sexo oral porque, aunque me encanta, llega un momento en el
que le digo que pare porque estoy tardando mucho…, incluso he llegado a fingir
para acabar antes. Tengo miedo de desilusionarle. ¿Qué hago para poder
disfrutar?, ¿alguna sugerencia? ¡Gracias!” Salud
¡Hola Salud! Es posible que el foco de atención esté desenfocado. Me
explico. Por regla general, ¿cuál es el objetivo al mantener relaciones
sexuales?, ¿que la otra persona disfrute?, ¿que no se sienta mal?, ¿que no se
canse?, ¿que vea que tú disfrutas?, ¿que disfrutéis ambos? A la hora de
mantener relaciones sexuales, los objetivos pueden ser muchos, pero el más
habitual es obtener placer… este objetivo: ¿está siendo el tuyo? La comunicación
entre ambas partes es imprescindible para que el objetivo del sexo se mantenga.
Por lo que cuentas, parece que el foco de atención está más encaminado hacia el
cuidado de la otra persona, olvidando que, si tú has decidido estar ahí, es
para compartir tu disfrute y no así para contentar y no desilusionar a la otra
persona. Confía en que la otra persona es autónoma, y si algo no le agrada, te
lo dirá.
La duración de los encuentros lo marca cada pareja, trío o grupo que
mantenga las relaciones sexuales.
Y, por extensión, la comunicación entre ambas partes es imprescindible para
que el objetivo del sexo se mantenga. El continuar con ese cuidado por tu parte
con respecto a si se cansa o si no es suficiente, al final limita tu
crecimiento sexual así como tu placer. Y recuerda: ¡si estás ahí es para
disfrutarlo! Tal vez te interese el artículo ¿Egoísta, yo?, en el que hablábamos de cómo
enfocarnos para no desdibujarnos en las relaciones y cómo se puede reenfocar el
cuidado como una herramienta que tú eliges libremente y no como una losa
impuesta culturalmente. Cuidar puede ser positivo… siempre y cuando no se
olvide el auto-cuidado y la valoración propia.
Con respecto a estimularte el clítoris durante la penetración y haciendo un
símil alimenticio (¡otro de los grandes placeres!), imagínate que quedas a
comer con alguien por el placer de la comida y la compañía: ¿no comes por el
temor a que la otra persona sienta que no te alimenta sólo con sus palabras? Está
claro que la comida y la compañía por separado están bien, y no por ello
implica que juntándolo sea menor el placer obtenido, sino que tendríamos una
tercera combinación, sin más. Llevándolo al tema que nos ocupa, la conversación
es la penetración mientras que comer es nuestro deseo de estimularnos. Así, la
creencia de que las mujeres tienen que disfrutar y/o tener orgasmos sólo con
las destrezas del hombre es un mito limitante para ambos casos. Para ti, como
mujer, porque tu disfrute se ve supeditado a otra persona. Para él, como
hombre, por la responsabilidad que implica. Y no sólo eso, sino que es
limitante para ambas partes por la importancia que se le da a la práctica de la
penetración vaginal, pasando a segundo plano el resto. Ahora bien, si tras
hablarlo en pareja, es real que él siente que no es suficiente para ti porque
tú te estimulas el clítoris o comes mientras él habla, no es responsabilidad
tuya, sino suya; y tendrá que trabajárselo él para continuar creciendo
sexualmente.
Lo esencial para dejar las puertas abiertas al disfrute es tener la mente
en clave erótica
El tema de la duración… ¡qué de quebraderos de cabeza da!, ¿verdad? Para
empezar, la duración de los encuentros la marca cada pareja, trío o grupo que
mantenga las relaciones sexuales. No hay un tiempo mejor que otro: durar más o
menos no es directa ni indirectamente proporcional al placer que se va a
obtener. Cada cual se marca y construye sus relaciones. Si partimos de la base
de que el tiempo de la otra persona es el ideal, corremos el riesgo de estar
con la mente en estar dentro de la “normalidad” más que en lo que voy a
disfrutar. Lo esencial para dejar las puertas abiertas al disfrute es tener la
mente en clave erótica; es decir, dejar a un lado las preocupaciones y
disfrutar del momento, ya sea centrándonos en las sensaciones, fantaseando,
pidiendo, o lo que a cada cual mejor le funcione. ¡Y recordar que el orgasmo no
viene cuando se le llama, sino donde escucha la fiesta! Céntrate en ti y
recuerda que las relaciones sexuales son para que disfruten ambas partes. Y una
vez concluida la relación sexual, hablad abiertamente de vuestras
preocupaciones para ser realmente artífices de vuestro placer y no dejarlo en
manos de las creencias culturales.
Ahora bien, si lo que existe detrás de estos dos temores es un miedo a
desilusionar, a que este chico te deje, etc. y, tras hablarlo, confirmas que
tus suposiciones son ciertas y no hay intención de cambio, prueba a cambiar el
enfoque: ¿realmente quieres compartir tus momentos con alguien que, por estos
temas, se sienta desilusionado o te deje? ¿Te merece la pena?
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