Ya está. Lo conseguí. Paso. ¿Que qué paso? Paso como chico. Qué concepto
más horrible. ¿No era que “soy un chico”? ¿Pero qué chico? No seré nunca un
chico cis, soy un chico trans. Y me encanta, no lo cambiaría, es como me siento
mejor. Pero ahora paso. Paso como chico cis con todo lo que eso conlleva.
Qué perverso. Si no estoy constantemente saliendo del armario siento que
escondo una parte vital de mí, que es que yo no soy un chico cis*. Ni lo quiero
ser.
Pero volvamos al “pasar”. Ha sido un camino largo, cada uno tiene sus
procesos, y yo soy lento. Pero esta lentitud me ha permitido parar y observar.
Observar mis cambios, pero también los cambios del resto de la gente hacia mí,
que son los que me parecen más interesantes.
Cuando pasé de
ser un objeto del deseo masculino a un igual, me di cuenta de que llevaba toda
la vida con una mochila cargada a mis espaldas llena de un miedo sistémico que
damos por hecho
El primer cambio fue cuando pasé de ser un objeto del deseo masculino a un
igual. De repente me di cuenta de que llevaba toda la vida con una mochila
cargada a mis espaldas llena de miedo. Un miedo que de forma más o menos
consciente hemos sentido todas aquellas personas socializadas como mujeres, y
aquellas que son reconocidas como tales. Un miedo sistémico que damos por
hecho. Tan sistémico que yo (hasta siendo feminista) no fui capaz de reconocer
en mí hasta que no me vi libre de él. Hasta el día en que se me acercó un tío
por la calle para hablar y para él no existía posibilidad de relación
sexual. El acercamiento fue de igual a igual.
Me pareció insólito. Por un lado me fascinó, me encantó. Era un
reconocimiento muy fuerte de mi transición, de la imagen que quería dar de mí
mismo. Por otro lado me alarmó. ¿Cómo podía ser que llevase ese saco tan pesado
encima y no me diese cuenta? ¿Cuán asimilado tenía que debía llevar las
defensas siempre en guardia? ¿De quién era la culpa? ¿Era culpa del tío que me
tocó el pecho en medio de los túneles del metro en la adolescencia? ¿De los que
me habían enseñado sus pollas por la calle? ¿Era culpa del capullo que me
agredió cuando tenía 11 años? Sin estas experiencias, ¿llevaría la misma
mochila? ¿Hay alguien que no haya tenido experiencias similares a estas? Hablo
con mi madre y me explica las veces que le han tocado el culo en público: en el
autobús, en el cine, etc. Lo dice como si nada, quitándole todo el hierro al
asunto, pero está lleno de hierro. Pienso en las veces que no me explica. Mi
hermana calla. ¿Ella tiene historias como estas? ¿Cuánto daño le han hecho?
¿Cuán enterradas están que no puede ni mencionarlas? ¿Las ha olvidado? Yo
olvidé al capullo durante 9 años.
Ahora ya no me tocan por la calle.
El segundo cambio fue un cambio interno. Ahora ya no era objeto del deseo
masculino heterosexual. Pasé a formar parte del círculo del “hombre” y cada vez
que me permitían la entrada a espacios exclusivamente masculinos me convertía
en alguien cada vez más feminista. Con las gafas violetas puestas tuve que
replantearme mi identidad, pero sobretodo mi masculinidad. ¿Qué masculinidad
quería performar? ¿La misma que cuando el mundo me identificaba como mujer butch? Ahora que paso como chico, ¿puedo
tener las mismas actitudes que tenía como mujer empoderada?
Decidí
performar ser marica. Esto de ser hombre blanco, joven, heterosexual y de clase
media era un poco demasiado
Había aprendido a ocupar el espacio, a conquistarlo, y ahora me tocaba
aprender a desocuparlo. Decidí conscientemente que si el mundo me tenía que
identificar como hombre, yo iba a performar ser marica. Me des-butchicé
como pude: pendiente en la oreja y ¡vamos! A sonreir siempre, gesticular y
cruzar las piernas como nunca lo había hecho. Esto de ser hombre blanco, joven,
heterosexual y de clase media era un poco demasiado y, por suerte o por
desgracia, (para mí es más por desgracia) con los chicos trans no existe el término
medio. O te identifican como mujer masculina o eres un hombre. El concepto
“chico trans”, esta imagen que anhelo, no existe. Pero puede que la anhele
porque no existe, y si existiese (como existe la de “chica trans”) quizás
huiría de ella tanto como pudiese.
Me alarma que
las mujeres me han convertido en sujeto deseante, en potencial agresor. No me
gusta esta posición, no sé cómo deshacerme de ella
El tiempo ha ido pasando y la testosterona ha ido haciendo su efecto. Ahora
paso más. Paso, paso. Paso tanto que ha venido un tercer cambio. Un tercer
cambio que no me gusta, que me alarma y que me incomoda. Ya van dos o tres
veces que me han expulsado de espacios en los que había chicas cambiándose de
ropa. En el momento me ha extrañado, me ha hecho gracia y lo he encontrado
curioso. Vengo del mundo de la farándula y estoy acostumbrado a que todo el
mundo se cambie delante de todo el mundo. Pero ha habido algo que se ha quedado
en mi pensamiento, dando vueltas, haciendo run-run. Hoy me he dado cuenta: me
han convertido en un sujeto deseante. Me han convertido en el motivo de ir con
la mochila llena de miedos bien cogida. En un potencial agresor.
No me gusta esta posición, no la quiero. Me siento atrapado, no sé cómo
deshacerme de ella. Otra vez el mismo sistema, el heteropatriarcado haciendo de
las suyas. ¡Mierda de heteropatriarcado! ¿Por qué no se va a hacer puñetas y
nos deja un poco tranquilas? ¿Hay más chicos a los que les moleste esta
posición? Puede que no sea esta la pregunta… ¿Hay más chicos que se den cuenta
de que les han puesto en esta posición? ¿De los motivos por los que están en
esta posición? ¿Y eso no nos hace saltar alarmas colectivamente? Aún diría más:
¿y los chicos trans? ¿Dónde están los chicos trans? ¿Por qué no han abierto al
boca? ¿Por qué tenemos que performar siempre las mismas mierdas de
masculinidades? ¿Por qué engancha tanto transitar? Y sobre todo: si nosotros no
nos bajamos de estos privilegios adquiridos, ¿cómo esperamos que lo haga un
chico cis* a quien le viene todo dado?
Pero… Cuando la rabia se estabiliza, otra pregunta ronda mi cabeza: ¿podría
yo performar esta masculinidad más andrógina, más marica, si de vez en cuando
me identificasen como chica?
Paso. Qué perverso. Qué difícil.
—-
*Con ‘cis’, el autor se refiere a cisgénero, persona que está conforme con
el género que se le asignó al nacer. Definición completa en el Glosario
Feminista en Lengua de Signos.
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