EL DESPACHO DE TEODORA
Fue la mujer más poderosa de la historia romana y la primera feminista que
pudo gobernar. Sus orígenes humildes y su anterior trabajo como meretriz y
artista no le impidieron contraer matrimonio con el emperador Justiniano I a
pesar de que había una ley que lo prohibía. Su intervención en el Corpus Iulis
Civilis (Cuerpo de Derecho Civil) garantizó innumerables derechos a las
mujeres. Suya fue la primera ley en defensa del aborto que se conoce y suya la
instauración de la pena de muerte para los violadores. Se adelantó siglos a su
época y fue nombrada santa por la iglesia ortodoxa. Teodora fue emperatriz del
Imperio Bizantino.

La mayoría de las fuentes advierten del rechazo absoluto que sentía
Procopio hacia Teodora y también hacia Justiniano. La razón –según estas voces-
es que Procopio nunca recibió el reconocimiento que esperaba en su carrera
profesional.
La ‘Historia Secreta’ está llena de referencias misóginas y de un odio no
disimulado hacia Teodora y otras mujeres importantes en su vida, como Antonina.
Algunos puntos de la sinopsis de esta obra tienen los siguientes títulos:
‘Que muestra el peligro de encontrarse con las intrigas de las mujeres’, ‘Cómo
Teodora engañó al conquistador de África e Italia’, ‘Cómo Teodora engañó a la
hija del general’, ‘Cómo Teodora, la más depravada de todas las cortesanas, se
ganó su amor’, ‘Cómo Justiniano promulgó una nueva ley que le permitía casarse
con una cortesana’.
A pesar de los ataques, incluso la propia historia se ha rendido ante lo
que resultaba evidente: el protagonismo de la emperatriz a la hora de dictar
leyes y hacer política.
Unanimidad histórica | Teodora gobernó
Debido a sus orígenes humildes, no se saben el año ni el lugar exacto de su
nacimiento (en torno al 500 d. C.), pero parece existir una total unanimidad a
la hora de describir a Teodora como una impresionante política que no se limitó
a acompañar al gobierno de su esposo. Teodora, mujer que había sido
emprendedora en el campo del trabajo sexual, tuvo claro desde el comienzo que
si iba a ser emperatriz, lo sería para gobernar. Formó así un equipo eficaz con
Justiniano y algunas fuentes incluso la consideran corregente. Dejó su
huella sobre todo en lograr una mayor justicia para las mujeres en
general, y para las de origen más humilde en particular. Éstas sólo tenían dos
salidas: el teatro y la prostitución (a menudo, ligados). Así, la situación de
las mujeres en el Imperio Bizantino, marcado por una férrea moral cristiana, se
convirtió en la más avanzada en derechos de la Europa de entonces
gracias a la influencia de la Emperatriz.
De esta forma, explicaba el escriba el hecho de que un emperador decidiera
casarse con una cortesana:
“[...] prefirió hacer su mujer a la que había sido mujer común de todos los
hombres, asimismo, indiferente a toda su historia revelada, tomó en matrimonio
a una mujer no sólo culpable de cualquier contaminación sino que, además, se
jactaba de sus muchos abortos
Sin embargo, ni un solo miembro del Senado, viendo esta desgracia cayendo
sobre el estado, osó quejarse o censurar el hecho; sino que todos ellos se
inclinaron ante ella como si fuera una diosa […] Ni soldado alguno se quejó al
serle ordenado que afrontara los peligros de la guerra en beneficio de Teodora
ni hubo hombre alguno en la tierra que se aventurara a oponérsele […].
Lo que ella y su esposo hicieron juntos debe ahora ser brevemente descrito:
pues nada se hizo por uno sin el consentimiento del otro”.
El contexto suplicante de las mujeres bizancio
Los orígenes humildes de Teodora y el hecho de haber nacido mujer en
aquella época marcó, sin duda, el devenir de su existencia ya desde sus
primeros años. También la muerte de su padre colocó especialmente a su familia,
compuesta toda por mujeres, en situaciones bastante humillantes.
Debido a este contexto, los emprendimientos legislativos de Teodora bien
podrían tomarse como una forma de conseguir una mayor independencia tanto para las
mujeres como para sí misma. Teodora parecía mostrarse así cuidadosa con
todos los posibles futuros que podía prever en el caso de dejar de ser emperatriz.
Emperatriz Teodora y sus siervos | Mosaico de la Iglesia de San Vital de
Rávena | Siglo VI.
También existe unanimidad a la hora de presentar a Teodora como ambiciosa,
enemiga sin piedad, sobre todo hacia los hombres, y aferrada a su posición
social de emperatriz hasta el punto de afirmar que prefería la muerte antes que
volver a la pobreza. Sin embargo, nunca se colocan estas afirmaciones bajo el
contexto de violencia social, institucional y machista que gobernó en los tiempos
del Imperio.

El adulterio era castigado de manera muy severa: las adúlteras eran
asesinadas y los maridos se quedaban con su dote. La prostitución forzosa
era legal. Aunque el trabajo sexual era a veces la única salida, los abortos
eran severamente perseguidos en el Imperio. Así, “el feticidio se consideró
igual a asesinato e infanticidio y el resultado fue castigos severos para todas
las personas que participaron en una técnica abortiva dependiente de drogas u
otros métodos. Los castigos podrían llegar hasta el exilio, la confiscación de
bienes y la muerte” (del texto “Abortions in Byzantine
times”, 1996).
Bajo este panorama se fraguó la temprana vida de Teodora, cuya familia
emigró a Constantinopla, la capital, en busca de un futuro mejor. Su madre era
bailarina y actriz. Su padre consiguió un empleo de domador de osos en la
fracción de los verdes*, que representaban a los comerciantes, frente a los
azules, afectos a la aristocracia y el poder. Todo parecía ir bien en este
tiempo para Teodora, pero la suerte cambió y su padre –único hombre de la
familia – falleció.
Teodora instaló un gabinete en palacio para recibir denuncias de mujeres
contra la violencia que sobre ellas ejercían los hombres
Su madre se amparó en una costumbre: si la viuda se casaba de inmediato, su
esposo heredaba el trabajo del anterior. Sin embargo, hicieron caso omiso
de su situación. La madre optó, entonces, por adornar a sus hijas con
guirnaldas y flores y presentarlas en el hipódromo como suplicantes** para que
obtuvieran protección. Los verdes desestimaron la súplica, que atendieron
los azules. No obstante, ni Teodora ni su familia pudieron librarse del yugo de
la pobreza.
”Leda y el cisne”, su gran actuacióm
Con apenas diez años, Teodora comenzó en el teatro como ayudante de su
hermana Komito. A pesar de que era esmirriada y no tenía grandes dotes, se
movía como nadie y era muy atractiva. Sabía gustar a los hombres por su
desparpajo, sus chistes verdes y su sentido del humor.
Desafiaba los límites de la moralidad sexual de la época y solía
presentarse con poca ropa, llevando las actuaciones siempre un poco más allá.
Con 16 años se convirtió en la prostituta más célebre de Constantinopla, según
cuentas algunas fuentes, por una actuación concreta en la que con poca ropa se
tumbó en el escenario con las piernas abiertas hacia los espectadores.
Mientras, un grupo de esclavos colocaban por su sexo granos de cebada que
fueron devorados por seis gansos. Se trataba de una interpretación
transgresora de la obra ‘Leda y el Cisne’. Con gemidos que excitaban a su
público, Teodora fingía que los gansos la violaban.
Envuelta en el éxito, abrió su propia casa de meretrices junto a su
compañera Antonina, cuya amistad la acompañó toda la vida. Algunas voces
aseguran que eran ellas quienes marcaban y planteaban los pasos que tenía que
seguir el emperador. La casa, por su parte, se convirtió en una de las más
aclamadas de Constantinopla. A pesar de todo, Teodora se cansó de esa vida y se
unió a Hecebolo como amante oficial. La relación –de la que nació una hija-
duró cuatro años y estuvo marcada por la violencia contra Teodora.
Ante esta situación, regresó a Constantinopla donde su amiga Antonina la
ayudó a establecerse, esta vez, como hilandera. Y conoció a Justiniano.
Teodora y Justiniano, un buen equipo
Justiniano se enamoró de Teodora hasta el punto de querer casarse con ella
a toda costa. Dos cuestiones se lo impedían. Estaba casado con Eufemia quien,
según la describe la obra ‘Mujeres perversas de la historia’, era una “virtuosa
mujer que aborrecía el vicio”. El otro impedimento era la ley que prohibía a los
patricios o nobles casarse con trabajadoras sexuales. Tras la muerte de
Eufemia, Justiniano I interrumpió la ley el tiempo suficiente para casarse.
Teodora accedió al poder con 27 años, cuando Justiniano se convirtió en
emperador.
Teodora se convirtió con sólo 16 años en la prostituta más célebre de
Constantinopla
Algunos historiadores lo narran como una “verdadera historia de
amor”. El emperador acogió a la hija de Teodora y Hecebolo como legítima.
La pareja compartía además una vocación humanista que les llevó a la
recuperación del ‘Corpus Juris Civilis’, la más importante de la Historia. Se
realizó entre el año 529 y 534 y el sello de Teodora quedó más que plasmado en
numerosas leyes destinadas a proteger derechos básicos de las mujeres.
El propio Procopio escribió en uno de sus textos que Teodora estaba
“naturalmente inclinada a ayudar a las mujeres desafortunadas” (Garland,1999).
La emperatriz feminista
¿Y cuáles fueron esas leyes?
- Aborto legal en caso de violación.
- Derecho a propiedad privada a las mujeres.
- Derogación de la ley que impedía la unión entre artistas y prostitutas con cualquier hombre independientemente de su posición social.
- Persecución de la prostitución forzoso (protegida entonces por ley).
- Derechos iguales ante la herencia, independientemente de ser legítimos.
- Apoyo al matrimonio de las prostitutas. Se les concedía dotes en caso de que no tuvieran y alternativas a quienes dejaban la profesión.
- Castigos a los hombres que usaban violencia contra las mujeres .
- Duras penas para los violadores, incluyendo la pena de muerte.
- Derecho de las mujeres a ser propietarias y recibir herencias.
- Mejora de la situación de la salud de las mujeres.
- Prohibición del castigo por adulterio e instauración del derecho al divorcio en caso de que se produjera.
Existen divergencias a la hora de entender cuál era la posición de Teodora
ante la prostitución. La declaró “agravio a la dignidad de la mujer”, pero hay
quien apunta que solo estaba en contra de la prostitución forzada o de ésta
como la única salida de las mujeres. De hecho, hay fuentes que defienden que
prohibió a los hombres regentar burdeles.
También creó un convento, bajo el nombre de “Metanoia” (arrepentimiento),
donde las extrabajadoras sexuales podían tener cierta independencia.
Estas medidas, sobre todo las relacionas con derechos de herencia, no
gustaron a una sociedad profundamente patriarcal. De ahí también la fama de
Teodora a quien no le faltó la mala prensa durante el tiempo que gobernó. Sus
leyes fueron borradas del mapa con el paso de los años por quienes ostentaban
los poderes patriarcales, políticos y religiosos.
El despacho de Teodora estuvo en funcionamiento durante su mandato. Instaló
un gabinete en palacio únicamente para recibir denuncias de mujeres contra la
violencia que sobre ellas ejercían los hombres. El engaño, los golpes y el
repudio eran prácticas violentas habituales en aquella época. Las mujeres iban
con la certeza de que estos delitos no quedarían impunes. La propia Teodora se
encargaba de que así fuera.
La gloria del color púrpura
“No tengo tiempo de averiguar si es conveniente que una mujer hable delante
de los hombres y dé a unas gentes tímidas consejos audaces. Quien ha recibido
la vida, no la ha recibido sino para perderla. Pero quien ha sido investido del
poder soberano no debe vivir si se lo deja quitar. Tú, César, si quieres huir,
nada es más fácil; tienes dinero, el mar es libre y los barcos están prestos.
En cuanto a mí, Dios no permita que abandone la púrpura y que aparezca jamás en
público sin ser saludada como emperatriz. Aprecio mucho esta antigua sentencia:
la púrpura es un glorioso sudario***”.
Con estas palabras las emperatriz irrumpió en el salón donde Justiniano y
sus consejeros debatían qué hacer ante los llamados ‘Disturbios de Niká’
(Victoria) contra el Emperador. Teodora evitó la ya decidida huida de
Justiniano. Éste afrontó la sublevación que acabó cobrándose la vida de 30.000
personas. La historia se ha puesto de acuerdo en el hecho de que fue Teodora la
que impidió que el gobierno de Justiniano acabara en ese preciso instante.
Teodora murió en el año 548 – con casi 50 años de edad- a causa de un
cáncer de mama. Su muerte supuso el declive del gobierno de Justiniano. La
emperatriz fue enterrada en la iglesia de los Santos Apóstoles de
Constantinopla y hoy es considerada santa por la iglesia ortodoxa.
Actualmente, resulta curioso que el violeta feminista se pueda llamar
también “azul púrpura”, un color, este último, con el que Teodora quiso morir :
“La púrpura es un glorioso sudario”.
* En el Hipódromo
competían dos grupos distintos (los verdes y los azules). Éstos además estaban
enfrentados políticamente. La facción verde representaba los valores de
comerciantes y de la religión monofisita. El monofisismo negaba la
naturaleza humana de Jesucristo defendiendo que únicamente tenía una: la
divina. Teodora se convirtió a esta religión y la protegió durante su mandato.
Por tanto, su posición en asuntos teológicos era separatista. Por su parte, la
facción azul representaba a la aristocracia y el poder. Teodora, a pesar de sus
inclinaciones teológicas, seguía a los azules por haberle otorgado trabajo a su
padrastro cuando su madre las presentó como suplicantes ante el Hipródromo.
** La súplica, en este contexto, formaba parte de los rituales
griegos. Cualquier persona podía presentarse como suplicante ante otras con mayor
poder para solicitar protección. Las y los suplicantes solía formalizar la
súplica llevando unas ramas de olivo o laurel. El favor de Zeus se depositaba
en cada suplicante según las creencias por lo que, quienes se mostraban
“indiferentes” ante su dolor, mostraban también indiferencia ante el padre de
los dioses. Recurrir a esta fórmula, por tanto, era potente para conseguir
resultados.
De otro lado, no hay que
extrañarse por la irrupción de rituales griegos en un Imperio Bizantino
cristiano ya que la identidad de éste fue multiétnica. Así, la gente de
Bizancio se consideraba a sí misma romana pero su idioma oficial fue el griego y
la población y la cultura mayoritaria también lo era. Empezó como un estado
cristiano y acabó como un Estado griego ortodoxo.
*** Según la RAE, 1. m. Lienzo
que se pone sobre el rostro de lxs difuntxs o en que se envuelve el cadáver.
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